Mientras la paz/armonía sea la búsqueda que priorice las demás, la que catalice todo otro deseo, habrá algunas cosas que haya que resignar, dejar de lado, olvidar, negar.
Si entendemos la paz como parece que la entendemos, como un nirvana sin tensión, sin deseo, sin contradicción, no me extraña que necesitemos tanta química para alcanzar algo parecido. Ni me extraña lo frágil que resulta, lo sencillo que se quiebra. Pienso, por ejemplo, en la paz que se da en medio de una batalla, un mero alto en el fuego.
Si, en cambio, la paz es una empresa siempre a conquistar, parcial, en construcción dialógica, capaz tarda más. Pero es más cierta.
Me parece, digo...
Me parece, digo...
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