Una ilusión, cuando se rompe, duele. Ya alguna vez comenté el error que es confundir las ilusiones con su prima mayor que es la esperanza. Y decía que necesitamos más esperanzas que ilusiones, esos espejismos.
Sin embargo, las ilusiones siguen apareciendo, estando, decepcionándonos. Volvemos a elegirlas olvidando lo arteras que suelen ser. Ilusionamos a los pequeños con Papá Noel o los Reyes, y cuando no reciben lo que pidieron, les minamos la ilusión -con las mejores intenciones-.
Nos ilusionamos con la dieta y al cabo de dos semanas y menos de 100 gr bajados, la dejamos, hasta que aparezca una mejor.
Nos ilusiona creer que estas vacaciones descansaremos, serán diferentes, y nosotros seguimos haciendo lo mismo, y no descansamos, y son iguales.
La ilusión, esa traidora.
7 de enero de 2013
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3 comentarios:
Tengo la misma experiencia, pero me gustaría que profundices la diferencia entre las ilusiones y la esperanza. Tenés algo escrito por ahi?
Gracias!
Sólo un par de cosas sueltas. Te las paso por correo.
Abrazo.
Lamentablemente caigo en la misma todos los años...
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