Manu está aprendiendo a contar. Enumera solito del uno al once y se saltea casi siempre el ocho. Si cuenta junto a un mayor, llega a veinte, si no, once es lo máximo. Es su tope, su infinito, su non plus ultra.
Es decir: su concepto de lo lejano, lo infinito, lo mucho, lo innumerable es once. Claramente, para quienes somos menos ingenuos, once es poco, limitado. Pero, ¿acaso nuestro horizonte va mucho más allá?.
¿Hasta cuánto sabemos contar?.
PD: no se emocionen, no sé si vuelvo aún a los posts diarios.
12 de febrero de 2012
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