La aceptación de la necesidad nos deja vulnerables, experiencia difícil de sostener, difícil, comentaba ayer Vale.
Cada vez me es más claro que soy/somos vulnerable/s y no me resulta tan difícil, en realidad, porque sé que tengo/tenemos fortalezas.
Y quizá nuestra vulnerabilidad sólo sea su contracara.
"Cuando soy débil, entonces soy fuerte", decía Saulo de Tarso, hablando de gracia y pecado, de cruz y vida, de dones.
¿Será?
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