Luego del accidente del miércoles por la mañana, del rescate de los heridos, del reconocimiento de los cadáveres, faltaba Lucas, un pibe de 20 años. Los amigos y los familiares difundieron la foto; algunos dijeron que lo vieron con un cuello ortopédico, con moretones; las redes sociales se hicieron eco. Hasta que en la tarde de hoy -escribo el viernes por la noche-, encontraron el cuerpo de Lucas en un lugarcito de hierros retorcidos, entre dos vagones.
Mientras la familia y los amigos recibían la noticia, algunos comenzaron los desmanes en la estación, golpeando, en su bronca, destruyendo. Los cercanos a Lucas, con su dolor nuevo y a cuestas, se fueron, para no quedar pegados. Los que manifestaban con violencia, fueron desalojados y volvieron, para romper, quemar, destrozar.
Siento que hay que apartarse, justamente, para marcar diferencia.
Siento que hay que pensar más que nunca, antes de hablar.
25 de febrero de 2012
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2 comentarios:
Adhiero.
Gracias por compartir ideas, reflexiones y pensamientos más profundos e inteligentes que los habituales por estos medios. Ojalá esto despierte ganas de pensar y aportar más reflexiones desde una mente abierta, autónoma, analítica y buscadora siempre de verdad.
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