Algunas veces esta falta de palabras es causal de violencia: pienso en algo tan simple como el berrinche de un nene, que no sabe decir qué le está pasando y llora, patalea, está molesto. De algún modo se violenta y nos violenta.
Pienso en los adultos, que al no poder expresarnos en palabra, más de una vez nos enfermamos, nos enojamos, nos enemistamos y sumamos un silencio pesado.
Pienso en quienes sanamente buscan decirse en el arte y nos dejan a veces sin palabras, en un silencio asombrado y agradecido.
20 de febrero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario