Sin duda está bueno ser educado en el deber, entendido como responsabilidad, como responder por las acciones u omisiones; responder, valga la redundancia, por las responsabilidades.
Ahora bien: hablo de las responsabilidades, me animo a llamarlas así, ineludibles. No las que suponemos o nos hicieron suponer que eran también obligatorias: esas que vienen como combo, sin posibilidad de decir "no, gracias".
Decía en otro post lo de los deseos parásitos; acá vendrían a ser como obligaciones o responsabilidades parásitas:
- tenés que respetar al otro (y el mensaje era "aunque te "des-respetes" vos mismo)
- los mayores tienen razón (y a veces Alzheimer o caprichos peores que los de los niños)
- nada se consigue sin sacrificio (una de las mentiras más crueles y perversas)
- hay que aceptar la voluntad de dios (excusa perfecta para las desgracias, curiosamente nunca la voluntad de Dios tenía que ver con el helado, la pileta, la risa...)
- Y la lista sigue en las experiencias de cada uno.
¿Dale que no hacemos caso, y por un rato escuchamos a las ganas?.
1 comentario:
Dale ... quiero comenzar a hacerle caso ... a mis ganas.
Marcela
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